martes, 1 de julio de 2008

El poeta Correal

Hace unos días nuestro compañero Santiago Rodríguez Correal nos obsequió en el foro con un estupendo poema creado para la ocasión del encuentro y dedicado al Colegio Castaño. Nos gustó mucho a la mayoría, por éso le pedí a Santiago permiso para publicarlo en el Blog así como que lo recitara en el Acto Central del encuentro el sábado. Por premura de tiempo no fue posible, pero aquí está para que lo disfrutemos todos.

Es la encina,
y su hermano el alcornoque,
la esencia arbórea
de la ibérica piel bovina.

Y el roble, más altivo,
primo y vecino del quejigo,
extiende sus ramas
sobre laderas serranas.

El haya
busca umbrías y humedales norteños,
en tanto el algarrobo y el olivo
trepan cerros estepeños.

Y ¿el castaño?
Acaso ¿no es el alma misma de Iberia?
¿A cuántos techo y alimento dio?
¿A cuántos su espíritu llenó?

Castaños gallegos,
crecen espontáneos en pazos y pradales,
esquilmados en favor de celulosas
y pastos para animales.

Castaños astures, cántabros y vascos
sobre vuestro privilegiado rincón
observais el mar,
mirando eternamente al septentrión.

Gigantes, centenarios
castaños de El Bierzo,
enraizados en laderas
y precipios de vértigo.

Castaños salmantinos
de la Peña de Francia y Béjar,
junto a los abulenses
a los pies del soberbio Almanzor,
dais a Castilla verde descanso,
tras el mesetario fragor.

Castaños extremeños
del Jerte, La Vera, El Ambroz y Los Ibores,
opulentos y frescos en tierras de calores.

Espejismo de castaños manchegos
en los Montes de Toledo,
buscando siempre la fuente entre la moheda
de jaras y espliegos.

Y soberbios castaños andaluces
de Aroche, Cortegana y Aracena,
en cimas y cumbres
de la naciente Sierra Morena.

Sin embargo,
y a pesar de la sequedad salina,
fue en el Levante español
donde el castaño arrebató la corona a la encina.

Allí extendió sus verdes ramas
y expandió cientos de fecundas semillas,
pero el inevitable destino
volvió el verde de sus hojas y orillas
en seco ardor del alma.

Y hoy, sus vástagos
vuelven al lugar del nacimiento,
en busca de sí mismos,
de reafirmarse en su conocimiento.

Castaños de Iberia,
almas de paz,
que vuestra sabia nueva
fluya siempre sobre la tierra y su faz.


SANTIAGO RODRÍGUEZ CORREAL. JUNIO DE 2008.

Espero que os haya gustado.

Pepe :-)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi mas cordial enhorabuena por este poema,oda al castaño y lo que él representa para nosotros.Un verdadero alarde de sensibilidad e ingenio a vez del dominio de la palabra,pero sobre todo una muestra de cariño y culto a un símbolo....nuestro Castaño.Un abrazo correal,enhorabuena maestro.