viernes, 28 de abril de 2017

Encuentro 2017 - Villalba de la Sierra (Cuenca)

Una vez más los Castaños volvemos al ataque...

En primer lugar quiero volver a agradecer a nuestro anfitrión Javi y su familia, especialmente a su hija Bea, todas las atenciones que han tenido con nosotros y la estupenda organización del Encuentro.

Bea y Javi durante la comida

Viernes


Aunque yo me incorporé el sábado  a mediodía, algunos compañeros habían ido llegando el viernes y, claro, no perdieron el tiempo. Como estaba previsto, visitaron el pueblo y se reunieron a cenar en la "cocinilla rústica de los abuelos", como nos informó Bea en el grupo de WhatsApp

Cena del viernes
y creo que acabaron tarde.

Sábado: visitas turísticas y comida


Siguiendo el planning, subimos a la Sierra para visitar el Ventano del Diablo, Uña y el Embalse de la Toba. Javi esperó que nos incorporásemos los más rezagados y nos guió por esos parajes naturales incomparables.


La comida fue en Restaurante El Gamo de Tragacete sobre las 15h donde, además de reponer fuerzas, nos dimos a la charla y las risas. Y como es costumbre no podía faltar una pequeña actuación del Grupo Folk, al que yo no me pude unir en esta ocasión.

Continuamos la tarde recorriendo el resto de parajes naturales previstos: el nacimiento del río Cuervo, Las Majadas y Los Callejones (corregidme si no fue así).

Al volver a Villalba de la Sierra, Javi nos enseñó las instalaciones de Cárnicas Araceli donde pudimos conocer dónde elaboran esos embutidos tan exquisitos que pudimos degustar después en la cena.

La cena del sábado


La celebramos en el Salón del pueblo, un espacio muy acogedor donde dimos buena cuenta de los productos típicos que cada uno aportamos, además de los embutidos antes mencionados. Como siempre, sobró para haber comido al menos otras dos veces, tanto dulce como salado.

Javi había encargado una tarta con la hoja del Castaño que, además, estaba muy rica.


Bea había preparado fiesta y se dedicó a pinchar con la inestimable ayuda y la animación de Manín

Domingo


Desde primera hora fuimos despidiéndonos de los compañeros que se marchaban para, a continuación, hacer una visita a la ciudad de Cuenca y tomar un vermouth, más o menos torero según cada caso.

Resumiendo, un placer haber vuelto a compartir un fin de semana con los compañeros y sus familias. La próxima en Salamanca...