domingo, 30 de diciembre de 2007

Aula 4

No recuerdo quién me la mandó pero fue en marzo de 2.002 cuando hice el otro intento de localizar a los compañeros. Podéis observar que está algo desaturada; me comprometo a restaurarla y pasárosla a los que la queráis.


También podéis pulsar sobre ella para verla aumentada

Aprovecho la ocasión para pediros que me enviéis las fotos que tengáis para compartirlas con los compañeros y no os preocupéis si están deterioradas porque se pueden restaurar.

Saludos

Pepe :-)

Habitación 22 incompleta

En esta foto que me mandó Rustarazo hace unos cinco años vemos al propio Andrés Rustarazo Vicente, Julio Rodríguez Niño, Fco. Javier Pérez Lozano, José Luis Rey Maya y Jerónimo Domenech Boscá. Creo que pertenece al curso 1.975-76.


Podéis pulsar sobre ella para verla ampliada

Saludos

Pepe :-)

viernes, 28 de diciembre de 2007

El baño en la acequia

Corrían buenos tiempos. Yo debía tener unos trece años y era ya primavera en Valencia. Hacía mucho calor y el olor de la aventura se distinguía sin esconderse. “Hay una piscina en el pueblo donde podemos bañarnos sin que nadie diga nada”, comentaron en la recepción del colegio. Por aquel entonces yo era uno de los recepcionistas del centro; una actividad más de las disponibles para los ratos de ocio que otorgaba algunos privilegios como estudiar tranquilamente, hacer llamadas telefónicas por el morro y husmear en los archivos y enseres privados de los tutores. Hacía falta tener un permiso de salida firmado por los padres para poder acudir al pueblo de Cheste distante unos cuatro kilómetros. Yo era uno de los pocos afortunados que disponía del preciado documento y lo había usado en dos ocasiones. Las salidas no estaban mal: podíamos intentar acercarnos a las chicas para presumir después ante los compañeros de habitación. También era posible comprar algunos artículos prohibidos en el colegio como cerveza y otras golosinas por el estilo. El camino era duro pero todo se olvidaba cuando a lo lejos divisábamos las altas torres de la iglesia augurando minifaldas, diversión y camorra con los chicos del pueblo.

Tuve el tiempo justo de acabar mi turno y subir a ponerme el bañador. La toalla no sería necesaria: la temperatura era buena y, además, su tamaño me delataría. Ese sábado no salimos por la puerta principal de la Universidad Laboral, sino que acortamos por un roto en la valla exterior del recinto. La impaciencia por darnos el primer baño del próximo verano nos llevaba en volandas campo a través hasta que llegamos a la carretera. Nuestro guía para llegar hasta la piscina era del aula dos. El caso es que nos juntamos al menos siete chicos de distintas procedencias; incluso alguno era de otro colegio. Cuando llegamos quedamos sorprendidos: no éramos los primeros. El agua aparecía casi repleta de chicos de la Laboral mientras otros muchos tomaban el sol apaciblemente. Nos miraron sin inmutarse. “Pero ¿no dijiste que era una piscina?”, pregunté con algo de asco al comprobar que se trataba de una alberca de riego con paredes de tierra. “Bueno, eso me dijeron. Pero te puedes bañar”. Tras pensármelo dos minutos y viendo que los demás sobrevivían al chapuzón e incluso se divertían, comencé a quitarme la ropa. El agua estaba algo fría y por el fondo debía haber algunas hierbas largas que se balanceaban al mover el agua con mi nado. Sentía escalofríos cuando alguna de ellas me rozaba la piel. Imaginaba que eran serpientes o cualquier otra alimaña.

Salí del agua reconfortado. El paseo de más de cuatro kilómetros hasta aquel estanque había sido duro por el calor y las prisas. Estaba vistiéndome cuando una polvareda anunció que un coche se acercaba en nuestra dirección. Se trataba de un R-4 blanco que me resultaba familiar. Era don Rafael, uno de nuestros tutores. Al parecer algún envidioso había soltado la lengua a cambio de Dios sabe qué favores. Se enfadó mucho pero no levantó la voz. Si algo recuerdo de don Rafael es el exquisito trato que nos dispensaba aunque tuviese muchas razones para cabrearse y castigarnos. Todos sabíamos que no estaba bien bañarse allí, en un lugar remoto, en una charca sucia (a nosotros no nos lo parecía), sin socorrista, sin permiso del dueño… “Vamos, todos a vuestros colegios”. Tomó el nombre de los del nuestro y despachó a los demás anunciando una buena bronca para la llegada. Salimos todos disparados en dirección al pueblo que pillaba de camino para la Laboral.

Al llegar al pueblo, con la preocupación de no saber qué sorpresa nos estaría esperando en el colegio decidimos dar un garbeo en busca de chicas. Tomamos una cerveza y nos marchamos hacia el cole a toda pastilla. Durante el camino tuvimos ocasión de cavilar sobre las consecuencias de nuestra hazaña. Se lo dirían a nuestros padres, nos quitarían el permiso de salida, nos quedaríamos sin excursiones y tendríamos que soportar una fuerte bronca de don Andrés, el director.

El domingo pasó tranquilo. Cada vez que me cruzaba con don Rafael miraba para otro lado, pero él llamaba mi atención para saludarme. Radio Macuto había corrido la voz de que habían pillado a tres del colegio bañándose en una acequia y que los iban a expulsar o a abrir un expediente.

El lunes, después de clase el director fue llamando uno a uno a todos los expedicionarios. Pero a mí no me llamó. Sí, había llamado a tres, pero no a mí. Me enteré de que el tercero que no era yo había sido sorprendido en otra “redada” distinta de la mía con chicos de otros colegios. Respiré profundamente al verme libre de aquel peso.

Pasaron unos días y me había olvidado ya del episodio cuando fui llamado al despacho del director. “Me han dicho que tú también estabas con los del baño en la alberca, ¿es verdad?”. “Bueno, yo estaba pero no me bañé”, contesté. Se lo puede decir don Rafael. La verdad es que yo estaba ya vestido cuando llegó el tutor, y me apoyé en eso para defenderme. Tendré que informar a tus padres y suspender tu permiso de salida al pueblo; y ya veremos qué más hacemos con vosotros. Cabizbajo abandoné su despacho temiendo la reacción de mis padres y las represalias futuras del colegio. Hubiera dado cualquier cosa por saber quién me había delatado. ¿Uno de los otros castigados?; no lo creo, ellos ya tenían bastante con lo suyo.

Mis padres se limitaron a decirme que no estuvo bien lo de bañarme en la acequia, y no volví a salir legalmente al pueblo. Los sábados y domingos me los pasaba en la recepción, viendo la tele y jugando al tenis con el equipo B del colegio.

No consigo recordar quiénes fueron mis compañeros de baño aquel día. Me gustaría que aparecieran a raiz de la publicación de esta historia.

Pepe :-)

Gregorio en el encuentro del verano del 2007

Hola a todos:

Me ha pedido Gregorio que ponga estas fotos del encuentro del pasado verano en la Uni. Podéis pulsar sobre cada una para verlas ampliadas.

Aquí lo vemos con el que fue nuestro tutor D. Rafael

En ésta vemos a D. José Luis Chorro, nuestro profesor de Historia, con Gregorio y con Benedicto


Esta vez están Benedicto y Gregorio en la parte exterior del Paraninfo

Espero poder poner más fotos y sobre todo una más numerosa de todos nosotros en un próximo encuentro.

Saludos

Pepe :-)

jueves, 27 de diciembre de 2007

Cómo participar

Hola de nuevo. Voy a dar unas breves indicaciones sobre cómo hacer comentarios en el Blog por si alguno de vosotros quiere comentar los artículos publicados o preguntar algo.

Para poner un comentario sólo hay que pulsar al final del artículo en cuestión sobre el enlace x comentarios donde x será el número de comentarios que hay. Escribís el comentario, elegís "Alias" y ponéis vuestro nombre y por último pulsáis sobre el botón "Publicar comentario".

Claro que además siempre está el correo electrónico, pero su desventaja es que sólo lo veo yo mientras que los comentarios antes explicados los pueden ver todos los que entren en el Blog y pulsen sobre x comentarios.

Bueno, a ver si os váis animando.

Saludos

Pepe :-)

miércoles, 26 de diciembre de 2007

La llegada al Colegio

Dedicado a Gregorio: a ver si te reconoces.

Los once años no son una buena edad para algunas cosas, pero tampoco están mal para empezar a desenvolverse sólo. Cuando estudiaba quinto curso de E.G.B. mis padres solicitaron una beca para que yo pudiese estudiar en Valencia, en la Universidad Laboral de Cheste. Era una gran oportunidad ya que suponía acceder a una formación muy superior a la que recibiría si me hubiera quedado donde estaba. El mayor inconveniente era que tenía que marcharme lejos de mi ambiente familiar y amigos. Nosotros vivíamos en Sevilla. Yo me entusiasmé cuando me lo propusieron y no tanto cuando llegó la beca concedida y se acercaba el momento de dejar a mamá…

El verano antes de marchar fue estupendo. Bueno, todo lo estupendo que puede ser para un niño de once años recién cumplidos ese mismo verano: piscina, juegos y la colonia de Zarauz.

El viaje se realizaría en autocar que saldría de la Plaza de España de Sevilla. Y allí estábamos todos con nuestras maletas y nuestra ropa nueva. Todos estábamos nerviosos y excitados; aquello podría ser una fantástica aventura, íbamos hacia lo desconocido: nuevos lugares, nuevos amigos, nuevos profesores, el mar de Valencia. Tardaríamos tres meses en volver: estábamos en septiembre y regresaríamos para las Navidades. Pero eso no nos preocupaba de momento. Mirábamos a nuestras familias que ocultaban su pesar por la separación. Mi madre no se separaba ni un minuto de mi lado. Ten cuidado con esto, procura hacer esto otro, escribe en cuanto llegues, dúchate todos los días, esconde bien el dinero no sea que lo pierdas.

De Los Rosales, mi pueblo, sólo íbamos mi amigo Antonio y yo; bueno, no era mi mejor amigo pero sí uno de los más allegados. Él iba al colegio Olmo y yo al Castaño; no sabíamos si nos podríamos ver a menudo o no. Del pueblo de al lado iban otros cuatro chicos que yo no conocía pero que se presumían amigos por aquello de la paisanía. Tampoco ninguno de éstos iba a mi colegio. Durante la espera, antes de subir al autocar localizamos a dos chicos del Aljarafe que iban a mi colegio: Currito y Bruno. Su acento andaluz era cerradísimo. Después tendría la ocasión de comprobar que eran excelentes personas.

No recuerdo que la despedida fuese especialmente triste, al contrario, la excitación había superado a la tristeza en esos últimos momentos. Subimos al autocar después de colocar las maletas en el portaequipajes. Estábamos animados con los nuevos amigos, el viaje y el sol radiante. La travesía fue larga y pesada. Llegamos a Cheste a las diez y media de la noche. La parada se produjo en un lugar que llamaron Plaza de Docentes. Tuvimos que andar cuesta arriba más de medio kilómetro cargados con las maletas que pesaban como demonios. Todo parecía poco para llevar, pero cargar con ello era otra cosa. Los quinientos metros los comprobé días más tarde, porque en el momento me parecieron quinientos kilómetros. Sudaba por todos los poros, hasta por los que todavía no me habían salido. Yo, entonces, era menudo y flaco, pero fuerte dentro de mi escasa corpulencia. Insuficiente, era insuficiente mi fuerza para acarrear aquel maletón cargado con mi vida futura y algo de la pasada. Menos mal que el tutor que nos acompañaba se percató de ello y mandó a otro chico mucho más alto que me echara una mano. Así pude llegar al Colegio Castaño. Tras anotar nuestra llegada los responsables, nos dijeron que podíamos subir a los dormitorios. Al pasar hacia las escaleras, vimos que había muchos chicos en la sala de TV: jugaba la Selección española de Fútbol. Empezamos a subir y aquello no tenía fin. Seis pisos, ¡eran seis pisos hasta llegar al dormitorio!. Mi habitación era la 21. Al llegar vi que había varias literas vacías y también algunas taquillas libres. Me acomodé en una de ellas y me acosté en una de las camas que estaba vestida, porque había una sin hacer, con la ropa muy bien dobladita encima. Puestos a escoger, elegí una de las hechas y que además era de las de abajo. Según me introducía en el sobre oí una voz que me decía que esa cama estaba ocupada por un chico que estaba viendo el fútbol. Estaba cansado del viaje, pero sobre todo de mi experiencia como porteador de maletas. Me dormí profundamente. Al cabo de un rato noté que alguien me zarandeaba: “oye, que esta es mi cama”, dijo. Cuando yo he llegado no había nadie, contesté. “Es mía, yo llegué primero y me bajé a ver el partido, quítate de aquí; la tuya es la de arriba”. De mala gana me levanté y vi que la mía era la que no estaba hecha. Me conformé sin protestar porque no tenía ganas de discutir.

Ahí estaba yo, encima de una cama sin hacer. Yo no había hecho una cama en mi vida, y menos una litera de arriba, y las luces estaban apagadas. De pronto la voz que ya me había advertido de que la cama estaba ocupada susurró: “¿quieres que te ayude?”. “Bueno”, contesté aliviado. Ya casi había tomado la decisión de dormir encima tapándome como pudiera. Estaba muy oscuro y no pude distinguir claramente la cara de mi ayudante. Hicimos la cama y me dormí rápidamente. Al día siguiente, ya con la luz de la mañana llenándolo todo no pude reconocer al que me había ayudado. Después descubrí que se trataba de un valenciano de Cullera con el que hice buenas migas.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Feliz Navidad

Espero que lo paséis bien estas Fiestas y os deseo lo mejor para el nuevo año; y a ver si es posible que organicemos un encuentro en la Uni.


Pepe :-)

jueves, 20 de diciembre de 2007

Recogida de datos de los compañeros

Le he dado muchas vueltas al tema de la recogida de datos, principalmente para evitar que pueda circular por Internet información personal que no tiene por qué estar en más manos que en las que su propietario quiera que esté.

Al final he llegado a la conclusión de que lo mejor será que en el blog sólo figuren los nombres de los compañeros contactados y entre nosotros, en privado, nos pasemos las direcciones de correo electrónico. Los demás datos personales tales como direcciones y teléfonos podemos intercambiarlos con los que queramos a través del correo sin que pasen por el blog.

También creo que es buena idea centralizar al menos la lista de direcciones de correo-e a través del blog aunque la maneje yo y la distribuya entre los compañeros que vayan apareciendo. Ya he creado la lista de correo a través de la que se distribuirá toda la información que consideremos de interés sin perjuicio de que en el blog se publique también parte de esta información.

Vuelvo a recordaros que este espacio está abierto a vuestras aportaciones de cualquier tipo: recuerdos, propuestas, fotos y cualquier cosa que os parezca de interés. ¿Quién sabe?, a lo mejor algún día podemos editar un libro con todo este material.

Saludo

Pepe :-)

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Encuentros en la Uni

Cuando el domingo pasado me llamó Gregorio no tenía ni idea de que se estaban celebrando encuentros de antiguos alumnos en la Uni. Por lo que me contó y por lo que yo he averiguado se celebran cada dos años organizados por el CECHESTE aunque también colabora la Asociación de antiguos alumnos de la U.L. de Cheste. La pena es que ha habido uno este verano de 2007 y que tendremos que esperar hasta el de 2009 para poder incorporarnos los que no hemos ido nunca.

De todas formas también he visto curioseando la página de la Asociación, que a veces se organizan otros encuentros por ejemplo para las Fallas o con ocasión de otro evento o circunstancia que se utiliza como pretexto para juntar a los compañeros. Intentaremos estar al tanto de todas estas actividades por si surgiera algo.

Por lo que sé, la mecánica es sencilla: hay que inscribirse cuando se abra el plazo, hacer el pago por banco y presentarse en la Uni el jueves, el viernes o el sábado de la semana del encuentro. En el módico precio entra el alojamiento y las comidas. Podéis consultarlos junto con el programa en el Boletín nº 9 de la Asociación de antiguos alumnos de la Universidad Laboral de Cheste referidos al encuentro del verano del 2007. Os los reproduzco:



Si alguno se entera de algo que lo comunique y lo divulgaremos todo lo que podamos.

Saludos

El viaje a Palma de Mallorca


Al terminar 8º de EGB hicimos una excursión de graduación a Palma de Mallorca. La verdad es que no tengo demasiados recuerdos de aquella salida pero publico este comentario porque he encontrado el programa completo de la misma. Lo he escaneado y lo inserto para que lo veáis, aunque en total son seis páginas sólo reproduzco las dos que considero más interesantes. Creo que vale la pena porque tiene un gran valor emocional para todos los que vivimos aquellos días.


Los dos recuerdos que tengo más intensos sobre Palma en aquellos días son los de la policía buscando a uno o varios chicos con arañazos en el cuello pues se había producido un intento de violación en la zona. No encontraron nada. El segundo recuerdo se refiere al viaje de vuelta: resulta que el barco se averió y salió con cuatro o cinco horas de retraso. Como era de esperar las bolsas de la comida que nos había preparado el hotel volaron rápidamente y ya no teníamos nada antes incluso de que zarpara el barco. Tampoco teníamos dinero la mayoría de nosotros pues lo habíamos fundido los días atrás. Y ¿qué podíamos hacer para comer algo?, pues mangarlo de las bolsas de los compañeros a los que aún les quedaba algo, generalmente los huevos duros que todos esquivábamos hasta que nos picaba el hambre. Es la única vez en mi vida que recuerdo haber pasado hambre y también la vez de mi vida que más huevos cocidos he comido. Por lo demás esta circunstancia del hambre fue lo que nos ayudó a pasar menos aburrido el viaje corriendo de acá para allá en busca de una bolsa de pic-nic poco vigilada, o sencillamente agarrándola y echando a correr.

Al llegar a la Uni nos estaba esperando un camión de la cocina con paquetes de pan, embutidos y más huevos duros que la mayoría de nosotros volvimos a devorar en la sala de televisión del colegio y en el patio.

martes, 18 de diciembre de 2007

Don Domingo y los sellos ... y el bocadillo

Yo me aficioné a la Filatelia por el que fue durante mis tres años de estancia en Cheste nuestro profesor de Religión. Se llamaba Don Domingo, era sacerdote, bajito, regordete (espero que no se moleste) y bonachón.

Durante los recreos de los martes y jueves, si no recuerdo mal, se quedaba en un aula y repartía las series de sellos a los que se las habíamos encargado. Mientras realizaba esta tarea solía degustar un jugoso bocadillo que traía impecablemente envuelto en una bolsa blanca de plástico (antes no había papel de aluminio).

Mis recuerdos no son sólo para los sellos, son principalmente para el bocadillo de Don Domingo. Y no es que pasáramos hambre ni mucho menos, se trataba del mimo con el que le habían preparado aquel bocata que a nosotros nos parecía el manjar de los manjares. A veces era de filete empanado flanqueado por sendos pimientos morrones gordos y jugosos. Él lo degustaba sin prisas, saboreando cada bocado que se entretenía en pasar de un lado al otro de la boca, como cuando en Misa el celebrante consume la Sagrada Forma mientras los asistentes tragan saliva escuchando, captados por el micrófono, los sonidos de tan santa degustación.

Claro está que nosotros tuvimos nuestra versión del bocadillo de Don Domingo. Hombre, no era tan jugoso, ni venía tan perfectamente envuelto como el suyo pero a nosotros nos valía. Solía ser de patatas fritas sacadas a escondidas del comedor dentro de un trozo de pan del día anterior camuflado bajo el brazo. Y lo comíamos allí cerca de él y con el mismo cuidado, masticando cuidadosamente sin envidiarle en absoluto.

Don Domingo manejaba con extremo cuidado los sellos procurando alejar el bocadillo para no mancharlos mientras nos contaba historias de lugares exteriores a donde difícilmente nosotros podríamos acudir. Recuerdo que yo fui uno de los pocos afortunados que en una sóla ocasión le acompañó primero a su casa en el pueblo de Cheste y después a la Lonja en Valencia donde se compraban los sellos.

Años después abandoné mi afición filatélica aunque la guardo con cariño, igual que el recuerdo de esta persona que conseguía evadirnos durante media hora de vez en cuando de las tareas cotidianas del estudio, los horarios y demás quehaceres.

Siempre he pensado que Don Domingo nunca se arriesgó a ofrecernos de su bocadillo por miedo a que le dijéramos que sí, incluso a sabiendas de que nuestros ojos estaban siempre más pendientes del manjar que de los sellos.

Me gustaría saber qué fue de él.


Saludos.

Pepe :-)

Vuestros recuerdos y próximos encuentros

Con este espacio también pretendo ir recogiendo nuestra pequeña historia a través de los recuerdos que todos tenemos. Por eso os animo a participar enviando aportaciones que iré colocando con vuestras firmas, por supuesto.

Hace unos cuatro años cree una página web donde recogía algunos de mis recuerdos así como fotos de la época y todo aquello que pude encontrar de mi paso por la Uni. El objetivo de esa página era parecido al del actual blog: tratar de contactar con el mayor número posible de compañeros para haber celebrado un encuentro de celebración del 25º Aniversario de nuestra graduación. En aquella ocasión no pudo ser pues no encontré demasiada colaboración y hubo muchos obstáculos. Es una pena que se haya perdido toda la información que puse en ella ya que dejé de atenderla y no me quedé con copia, pero sé que muchos de vosotros la visitásteis.

Ahora, con las ganas renovadas y un instrumento más ágil como es este blog, además del apoyo de algunos compañeros con los que no conté entonces, espero que podamos lograrlo. Claro que ya será para celebrar el 30º Aniversario o el que corresponda, porque tampoco tenemos prisa; lo más importante es crear un canal de comunicación permanente y estable que nos permita estar en contacto.

Además ahora tenemos más facilidades porque el uso de Internet se ha extendido mucho y creo que una gran mayoría podrá acceder a esta fantástica herramienta.

Como veréis he puesto enlaces a las páginas de la Asociación de antiguos alumnos de la Universidad Laboral de Cheste y a la del Complejo Educativo de Cheste - CECHESTE que seguramente nos echarán una buena mano en la localización de compañeros. Por mi parte les eviaré un correo a cada una para que coloquen un enlace a este blog.

Bueno, espero vuestras aportaciones. Un saludo

Pepe :-)

Privacidad

No quiero molestar ni incomodar a nadie porque pueda aparecer su nombre en este blog; por lo tanto únicamente aparecerán los nombres de aquellos que hayan dado su consentimiento expreso para que así sea.

Por otra parte debemos tener en cuenta que en ningún caso se reproducirán datos personales que no puedan obtenerse en cualquier guía u otro medio de acceso público. Aún así, los que deseen participar y ser informados de cuantas iniciativas y actividades vayan a desarrollarse manteniendo su privacidad, siempre podrán usar como canal privado mi correo, desde donde recibirán toda la información disponible y pondrán contactar con los compañeros que deseen.

Un saludo y espero vuestros comentarios.

Pepe :-)

Orla (pulsar sobre ella para aumentar)

Bienvenidos

A través de este blog intento contactar o, mejor dicho, que contacten conmigo antiguos alumnos del Colegio Castaño de la Universidad Laboral de Cheste de la Promoción 1.975-78.

Es importante que dejéis vuestros datos para poder localizaros, principalmente la dirección de correo electrónico, o en su defecto el teléfono.

Podéis hacerlo a través de comentarios a cualquiera de los artículos (post) o a mi correo que, aunque aparece en varios lugares del blog, es:

jnaroldan@gmail.com

En la sección correspondiente iré colocando los datos de todos los que haya ido localizando para que los que vayan entrando puedan comunicarse.

El objetivo es intentar juntarnos cuantos más mejor en la Uni dentro de año y medio un fin de semana.

Como podéis observar pongo en marcha el blog sin grandes preparativos para que empiece a cumplir su función lo antes posible. Ya lo iré poniendo más bonito poco a poco.

Un saludo para todos.

Pepe :-)