Este blog pretende ser un lugar de encuentro de los antiguos alumnos del Colegio Castaño - Universidad Laboral de Cheste - de la promoción 1975 - 78
jueves, 29 de mayo de 2008
Más fotos: Kikiño, De Pablos, etc
lunes, 26 de mayo de 2008
Otra historia de la Uni - Barbero
Antonio Fernández Barbero me envió hace tiempo este relato de lo que pasó un domingo de 1.978 al salir al pueblo de Cheste. También se le ve contándolo en uno de los videos de cuando estuvimos en Madrid. Es éste:
Este es el relato de lo que aconteció la tarde de un domingo de 1978.
Como muchos domingos decidimos salir de la Laboral con destino al pueblo de Cheste. Allí aprovechamos para asistir al cine y pasar la tarde. A la salida del cine, éramos un grupo de cuatro o cinco, se nos unieron dos internos de la laboral y nos comentaron que los muchachos del pueblo estaban robando y pegando a los de la laboral en la carretera de regreso a la Uni. Un escalofrío nos recorrió el espinazo a todos, así que marchamos en grupo hacia la carretera. Por la calle se nos unieron tres o cuatro internos más; al llegar a la carretera se oía a lo lejos el rumor de una multitud. De nuevo un escalofrío nos sacudió a todos y alguien dijo: “allí hay una buena pelea, y por nosotros no se iran de vacío”, y recogió una piedra del suelo, el resto lo imitamos.
Así, como un pelotón de soldados, armados sólo con piedras, pero con un ánimo decidido nos encaminamos hacía el rumor de gente, dispuestos a vender cara nuestra piel. Parece el argumento de una película bélica, pero os aseguro que no recuerdo el título de la película del cine de esa tarde, pero para película épica la nuestra y en vivo y en directo...
Cuando nos acercamos al gentío descubrimos con alivio y también, por qué no, con decepción que se trataba de una enorme concentración de alumnos de la laboral, que se habían ido agrupando y comentaban el hecho de que a primeras horas de la tarde, algunos chicos de Cheste se habían apostado a la salida del pueblo y a los escasos alumnos que regresaban les habían quitado sus pertenencias y les habían pegado.
La noticia se extendió por todo el pueblo entre los alumnos de la Uni, sin distinción de colegio, y allí estabamos todos esperando en vano la aparición de nuestros “enemigos”, para demostrarles que no se podía tocar a uno de la Uni y irse de rositas, y que las rivalidades entre colegios desaparecían de inmediato ante un ataque de una persona ajena a la Uni. Sólo sé que si en aquel momento nos hubiéramos encontrado con un mozo de Cheste, éste lo podría haber pasado muy mal.
El espiritu de solidaridad y hermandad ante un peligro común, no lo he vuelto a experimentar en mi vida, y recuerdo que estaba dispuesto a vender cara mi piel y la de mis compañeros, por el mero hecho de ser de la laboral. En fin, no es más que una batallita de la Uni, pero a mí me marcó profundamente, y la solidaridad y el compañerismo son unos principios muy importantes en mi vida.
Antonio
Bueno, si alguno se acuerda que aporte más información. Yo sí que recuerdo que hubo bastante revuelo con este altercado y que algunos domingos más tarde aún íbamos con cierto recelo al pueblo.
Pepe :-)
La Carta de Gamero: momento para la reflexión
Todos hablan de unos recuerdos maravillosos, pero yo podría escribir un libro de humillaciones y malos tratos físicos y psicológicos; la mayoría no fuisteis del todo conscientes de aquello que aún no sé por qué nos pasó a dos niños de 11 años que simplemente sentíamos o teníamos una percepción distinta de la vida, mucho más sensible. Aún así, y hablo por mí y no por Basilio Corujo (que llevó el pobre la peor parte), no guardo rencor: crecí, me hice fuerte, muy fuerte y hoy hago en la vida todo aquello por lo que luché y creí.
Pues es tu blog y, de verdad, que aunque ya sabes lo que puse si lo has leido tengo, a pesar de todo muy grandes recuerdos, muy fuertes y además felices en la medida que me he reinventado o tuve que hacerlo. Creo que es importante que, aparte de sentirme muy compañero, a pesar de todo, y de corazón lo digo, que no se repitan estas cosas que de verdad pueden llevar a un niño a la enfermedad, la locura e incluso el suicidio. Pero veo que somos la promoción valiente y consecuente. Tienes mi permiso y si así te parece pon lo que creas oportuno. Ah, otra vez felicidades por tu labor y esfuerzo. Un abrazo de tu antiguo compañero.
Más recuerdos; esta vez míos
sábado, 24 de mayo de 2008
Vídeo de Ponte
Ponte me ha mandado este fantástico documento histórico. Seguro que alguno se emociona al verse con treinta años menos. Me contó que se gastó todo su dinero en una cinta de super 8 para que D. Alejo le grabara un recuerdo con su tomavistas. La grabación data del 23 de junio de 1.978 cuando parece que ya se habían marchado algunas expediciones y eran pocos los que quedaban a la espera de las suyas. Tras muchos años de reproducciones en super 8 la cinta se había dañado bastante y lo pasó a DVD con lo que lo ha salvado para que ahora nosotros podamos disfrutarlo.
Aunque sólo dura tres minutos y medio no tiene desperdicio.
Al principio vemos a algunos compañeros con el director D. Andrés. Además de a Ponte, que sale durante todo el vídeo, reconozco a Cabello, De Diós, Núñez Cazalla, Lobo, Glez. Casanova, García Vidal y Caracuel.
Después vemos a un grupo con D. Alejo con algunos de los mencionados antes.
Más tarde se ve a Ponte con Massa Homs en el patio del Colegio.
Tras unas tomas generales que nos ponen los pelos de punta, aparece un grupo con mayoría del aula 5: Torres Vallejo, Andrés Pedro, Currito, De la Rúa, Andrés, Tinoco, Nicolás Rivas, y alguno de otro aula como Bosquet.
Espero que lo disfrutéis como lo he disfrutado yo. Gracias Ponte.
Pepe :-)
Fotos de Ponte
Una foto de Correal
Pepe :-)
viernes, 23 de mayo de 2008
Encuentro en Tarragona
Os hago llegar las fotografías del encuentro de los de Tarragona (Miguel Real, Manuel González Romero y Barbero).
Sigue la batallita de Manuel
Los tres castaños
lunes, 19 de mayo de 2008
Castaños en la Laboral de Tarragona
Gracias de nuevo.
Saludos
Pepe :-)
Encuentro en Granada
Gracias Gregorio.
Saludos
Pepe :-)
sábado, 17 de mayo de 2008
CÓMO APUNTARSE PARA JUNIO
- Mandar un correo a mi dirección jnaroldan@gmail.com indicando cuántos seréis: adultos y niños menores de 10 años.
- Esta no es la inscripción oficial, pero es muy importante porque tenemos que conocer el número aproximado de asistentes para la organización del evento.
- Os avisaremos cuando conozcamos el procedimiento para apuntarse oficialmente, los precios y la forma de pago.
¡¡¡ QUEDAN MENOS DE 40 DÍAS !!!!
Saludos
Pepe :-)
Las fichas de Chorro
Corresponden sin ninguna duda a 6º de EGB porque aparecen compañeros en aulas distintas de las finales. Por ejemplo Currito está en la 3 el primer año y después se pasó a la 5, y Porcuna está en la 2 cuando terminó en la 4.
Las fotos de Bauti
También mencionó (se ve en uno de los videos) una foto de una función en la sala de TV del colegio. He puesto la que yo tenía que está mejor.
Seguid mandando fotos que al final tendremos el mejor fondo fotográfico de la Uni; bueno, creo que ya lo tenemos y aún faltan las fotos del teatro que Don Francisco nos va a pasar.
Saludos
Pepe :-)
lunes, 12 de mayo de 2008
Fotos de Bene
Los recuerdos de Cuñat
Parte exterior del mismo folleto
Croquis de una parte de la Uni que se entregaba a algunos visitantes y/o alumnos
Folleto de la III Exposicion filatélica, que se organizó en el Castaño en 1.977 donde aparecen los colegios participantes y podemos observar el matasellos conmemorativo de la Uni
Permiso de salida de Germán
viernes, 9 de mayo de 2008
Encuentro de Pilar, Piñero y Pereira
De izquierda a derecha. José Javier Piñero, Eduardio Pilar y Francisco Pereira.
jueves, 8 de mayo de 2008
Fotos de Expósito
Puerta del Salmón: Expósito y el de antes
Palma de Mallorca: De Diós y Expósito. A continuación el reverso de la misma con la dedicatoria de 1.978
lunes, 5 de mayo de 2008
RECUERDOS DE UN CHAVAL DEL AULA 5 - Rustarazo
El autobús partía de la plaza Santa Engracia y desde la ventana del autobús pude ver como mi madre se quedaba llorando amargamente. Esa imagen no se ha borrado todavía y provocó en mí una sensación de desazón que al menos me acompañó durante el primer mes en la Universidad.
Para mí ir a Valencia era como ir al otro lado del mundo y después de varias horas, el autobús llegábamos a la plaza del rectorado. La maleta..., eso sí que era una maleta. Apenas tenía fuerza para sacarla del autobús, sin embargo lo peor estaba por llegar. Tuve que arrastrarla cuesta arriba hasta llegar al colegio Castaño. Allí, creo recordar estaba D. José para informarnos de la habitación que teníamos asignada. Habitación 22. Seguí arrastrando la maleta por las escaleras, que parecían interminables. Las habitaciones no aparecían. Imagino que D.José no quiso desmoralizarnos explicándonos que había que subir 6 pisos. En el quinto piso no dejaba de preguntarme a qué altura estaría la habitación 22 (pobre ingenuo).
Por fin alcanzamos el hall desde donde partían los dos corredores donde se concentraban las habitaciones. Habitaciones de 8. Literas, ¡que divertido! Allí en la habitación estaba Julio Rodríguez Niño un chaval de Palencia que parecía haber estado allí toda la vida. Desbordaba alegría y vitalidad por los cuatro costados. Viendo que no tenía ni idea de hacer una cama me echó una mano. Si no era tan dificil sólo había que colocar en el orden correcto, la manta marrón, dos sábanas y la colcha a cuadros que teníamos encima de la cama. Esa noche creo que lloré, aunque no fui el único ya que de ruido de fondo podía escucharse un rumor de sollozos.
Después de ese día tengo recuerdos contradictorios, porque si bien recuerdo que pasaba el día acordándome de casa, sin apenas comer, enviando cartas lacrimógenas, por otra parte me pasaba la mitad de las noches castigado en el hall por montar juerga con los colegas de la habitación. Haciendo gimnasia. El bueno de J.Luis Rey Maya y Javier Pérez Lozano me ofrecían sus manos desde la litera de arriba y yo a modo de anillas me asía a ellas para hacer cabriolas y saltos mortales. A punto estuve de dejarme la cabeza en alguno de esos malabarismos.
El no comer y el mucho andar me hicieron perder bastante peso (unos 10 Kg. hasta Navidad). Pero todo el mundo perdía peso ya que nos pasábamos el día de aquí para allá. Había que ir de las habitaciones (bajar 6 pisos) al comedor a desayunar, de allí a las aulas, en el recreo no escatimábamos energías, después a comer otra vez a las habitaciones (otros 6 pisos) a hacer la cama, de allí a las aulas para acabar de nuevo en el comedor para cenar. Al final de la jornada otra vez a las habitaciones (de nuevo los 6 pisos). Lógicamente acabamos por ser unos verdaderos atletas.
Al principio sólo bebía leche. La cambiaba por fruta, por el segundo plato, por el primer plato. Leche y una pera era todo lo que cenaba. Después de un tiempo no había pan duro. Para desayunar una buena rebanada de pan con mermelada de melocotón o pera mezclada con rodajas de salchichón o mortadela. Para comer huevos fritos con la yema petrificada, paella valenciana y de postre naranjas gigantes que se convertían en minúsculas después de haber sido peladas. En general no se comía mal excepto algún plato. En particular a mi me parecía incomible una morcilla que no sabía a morcilla y una empanadilla gigante llena de algo rojo que podría ser pimiento. Eso sí bocadillo de lo que fuese al pantalón y a sacarlo del comedor burlando a los vigilantes.
Recuerdo haber trazado un plan para escaparnos de la Universidad y plantarnos en Zaragoza caminando por los campos. Mi compinche no era otro que Vicente Saez Lavilla, el cual era de Alconchel de Ariza (Zaragoza). Hablamos tanto del tema que cuando nos quisimos dar cuenta ya faltaba menos de un mes para las vacaciones de Navidad. Evidentemente esperamos a ir en autobús, actitud que por otra parte ahora se me hace incluso inteligente. Después de aquellas Navidades ya no volvimos a hablar del tema.
Las novatadas eran todo un clásico. Todo el mundo teníamos miedo de sufrir alguna. Yo en particular no recuerdo ninguna, pero sí que me pasó una cosa yendo al comedor acompañado de Quesada Santoyo. Los veteranos acostumbraban a hacer puntería con alguna pieza de fruta y ese día eligieron una manzana que a tenor de las consecuencias debía estar ya bastante madura. Quesada Santoyo abultaba como tres veces yo y por la ley de probabilidades yo iba a librarme. Ese día llevaba una gabardina gris, apenas estrenada, y de pronto algo golpeó en la espalda de Quesada. Este se volvió con cara de pocos amigos y grito “si tienes cojones sal de ahí maldito ...”. Nadie. ¡Cualquiera salía con ese miura fuera de chiqueros!
Los juegos que nos inventábamos rozaban muchas veces lo inverosímil. Desde luego el béisbol con tabla del asiento de la taquilla y una piña verde era todo un clásico. Si además teníamos una pelota entonces eso ya era un verdadero lujo. De vez en cuando nos tocaba trepar por alguno de los balcones de las residencias para recuperar la bola. El hinque. Había que sacar cuchillos del comedor o bien coger algún hierro. El siguiente paso era un trozo de tierra húmeda y a saltar. El ser pequeño en este juego tenía sus desventajas porque saltar a los últimos números no era tarea fácil. Con un palo largo, otro corto, dos piedras y un círculo en el suelo también éramos capaces de jugar, aunque no recuerdo que este juego tuviese nombre. El fútbol con una pelota de tenis como balón y dos columnas del porche situadas a no más de 30 cm. como portería era otro clásico y Antonio Rodríguez Martín destacaba. En primavera muchos arbustos decoraban la Universidad con unas bolitas de color naranja. Estas bolas eran utilizadas como proyectiles que salían a toda velocidad por las cerbatanas que nos fabricábamos. Recuerdo haber cogido una bolsa de esas bolas para llevarlas a Zaragoza y jugar con mi hermano como si fuese una cosa realmente extraordinaria. Las batallas campales entre colegios con algarrobas tampoco era nada despreciable. Aún recuerdo como un día rompieron el reloj que llevaba Nicolás Rivas (imagino que la garantía no hablaba nada de ser antialgarroba).
Cuando llegábamos a la habitación hacíamos de todo. La gallina ciega por encima de las literas, arriesgando el tipo cuando saltábamos de una a otra para coger desprevenida a la victima. Con paciencia, papel, rotuladores y una tijera construimos un ajedrez al que José Aurelio Rey Serrano y yo sacamos mucho partido. Después formamos parte de un equipo de ajedrez y participamos en un pequeño torneo llegando a ganar incluso el primer premio. No hubo medallas.
José Aurelio era un gran tipo en toda la extensión de la palabra, un día D. Marcos fue al WC porqué olía fatal. No tengo muy claro qué es lo que encontró en una de las letrinas pero sin preguntar nada emitió un grito desgarrador “José Aureliooooooo”.
Por la noche, cuando se apagaban las luces, y sólo quedaban encendidos los raseros aparecían los miedos al hombre de la capa negra. Nunca apareció excepto una vez en el que Muñoz Sánchez creyó ver algo, aunque no recuerdo bien la historia. Esta experiencia dio mucho de sí y todos nos reímos incluido el protagonista. Por cierto Muñoz Sanchez tenía aversión a los autobuses y en cuanto se subía a uno, incluso sin haber arrancado ya estaba utilizando la bolsita de plástico que tenía el conductor (antes no había en todos los asientos como ahora).
En la habitación 22, como en el resto de habitaciones, se mezclaban acentos de todas las partes de España. José Luis Rey Maya de Badajoz, Javier Pérez Lozano de Jaén, Jesús Casares de Valladolid, Jerónimo Domenech Boscá de Valencia, Julio Rodríguez Niño de Palencia, Eduardo Rivaguda Egurrola de Álava, Chueca de Valencia y yo maño. Después de tres meses cuando regresaba a casa mi acento ya no era maño. No pronunciaba las eses, hablaba en pretérito indefinido y el "che" se me escapaba cada dos por tres. Jerónimo Domenech soñaba en Valenciano y Chueca en ocasiones le respondía. Ojo dijeses a Jerónimo que el Valenciano era un dialecto del catalán que sacaba la vena nacionalista y corrías peligro. Siempre llevaba una anorak azul con una raya roja y alguna que otra jaqueca le amargaba de vez en cuando el día.
Un día los de la habitación 22 nos presentamos como voluntarios para asumir la responsabilidad del servicio de llaves. Éramos los primeros y últimos en abandonar el colegio. Un día encontramos un paquete que venía de uno de esos pueblos de la España profunda. Los del servicio de correos no habían trabajado muy eficientemente y venía materialmente destrozado. El chorizo y la cecina salían por todas partes. Teniendo en cuenta que estábamos en edad de crecer no tuvimos más remedio que preparar un festín sobre la marcha. Tal vez no es algo para recordar, pero el embutido era de primera calidad. Aunque el rey del embutido era Benedicto Prieto Crespo quien de vez en cuando nos dejaba ver las delicias que le enviaban desde algún pueblo de Zamora.
En otra ocasión, no recuerdo quienes eran los compañeros de hazañas aprovechamos para hacer la “tortilla” a prácticamente la totalidad de las camas del colegio. Un topo le contó al director quienes habíamos sido y cuando ya estábamos a punto de ser castigados le propuse que si volvíamos a hacer las camas tal vez podíamos ser indultados. D.Andrés, hombre justo, obró con sabiduría y nos permitió deshacer el entuerto. No recuerdo el tiempo que costó hacer tantas camas, pero mereció la pena.
La verdad es que pasaba más tiempo en la habitación 23 que en la 22. Allí estaba mi compañero de ajedrez J. Aurelio, Bruno con el cual hacíamos muchas risas, Antonio Rodríguez siempre de buen humor, Poyo Mendía un pequeño gran tipo, Curro con su Betis siempre en la boca. En cuanto se apagaban las luces migraba para allí para hacer alguna que otra gamberrada. Poyo Mendía era un gran dibujante. Nos apuntamos a un taller de dibujo y gracias a él pude presentar algún boceto decente. Estaba claro que lo mío no era el dibujo.
Luego nos apuntamos al taller de teatro donde D. Francisco demostró sus dotes como director de escena. Fue capaz de organizar a 100 personas de 11/12 años para interpretar nada más y nada menos que Antígona. Lo mejor de todo era el final, cuando después de haber estado viendo chicos y chicos, al final de la obra aparecía Antígona y el público estaba convencido de que era un chico. ¡Pero no!, resultó ser una chica y además hermana de Jerónimo Domenech por más señas. Ganamos un certamen y nos ganamos el derecho de ir a la Universidad Laboral de Zaragoza a poner en escena la obra pero sin derecho a participar ya que superábamos el número de actores permitido. Fue todo un éxito y de paso pude ir a mi casa a dormir. El hospedaje fue en el hotel los Molinos en la calle S. Miguel (nunca se me olvidará). D. Marcos también hizo sus pinitos como director, aunque no sacó de nosotros tanto como D.Francisco. Creo recordar que la obra se llamaba “los tambores”.
Recuerdo un torneo de fútbol que hubo el último año que enfrentaba a las diferentes aulas. El aula 2 partía como favorita ya que estaba De Dios, Segovia y compañía. El aula 5 sin hacer mucho ruido se coló en la final y jugó un gran partido. En ese equipo recuerdo que estaba de portero Antonio Sainz Arana que daba mucha seguridad, también recuerdo a Rico que era el capitán, Molina, Rodríguez Martín, Huguet, aunque no soy capaz de recordar el 11 completo que saltamos al terreno de juego. Recuerdo haber practicado balonmano, aunque desgraciadamente era incapaz de coger la pelota con una sola mano. Díaz García destacaba en este deporte y más de una vez me gané algún sermón por mi poca picardía, en especial desde las esquinas del área.
De vez en cuando surgía la alarma de contraer la varicela, piojos. “La varicela ya ha llegado a aula 4”. “Ojo, los piojos ya están en el aula 4”. Cuando llegábamos a casa siempre había que comprobar que estábamos libres de liendres.
También me acuerdo de alguna de las excursiones que hicimos. Creo recordar que estuvimos en la Albufera, en Benicasin o Benicarló, al monte un par de veces, aunque una de ellas a media noche tuvimos que levantar el campamento porque llovía tanto que estaban calándose las tiendas. Acabamos guarecidos en una casa que había en el lugar de acampada donde nos vino a recoger un autobús y de vuelta a la Universidad. La verdad es que en Valencia cuando llovía lo hacía de verdad. Un día no se pudo ir a las aulas porque por los pasillos, aunque resguardados de la lluvia, bajaban verdaderos ríos de agua y fango. También estuvo bien el viaje a Mallorca, aunque ya prácticamente no me queda ningún recuerdo excepto que había mucho extranjero, las famosas cuevas del Drac, el autobús que cogíamos para ir desde el hotel atestado de gente y las tiendas donde todos entrábamos a gastar el poco dinero que nuestros padres no habían dado.
Por la megafonía siempre había música y de la buena. No se quien de todos los tutores se encargaba de elegir los discos pero tanto si fue D. Marcos, como D. Higinio, como D. Francisco, D. Rafael, D. José o D. Alejo las canciones de Procol Harum o de los Beatles que allí se escuchaban han quedado registradas en mi alma para siempre. El fin de semana era una fiesta cuando íbamos al paraninfo a ver la peli. ¿Quién no ha dicho alguna vez esta frase?, “esta película la vi en Valencia”: Tora, Tora, Tora,; La aventura del Poseidón.
Andrés: he añadido la foto del Paraninfo en blanco y negro para dar ambiente...
Saludos
Más fotos a Antuñano
Vista exterior del gimnasio con la pista de atletismo al fondo. ¡Qué largos se me hacían los 1000 metros!
No tratéis de identificar a los chavales de la foto. No creo que sean de nuestro colegio, ni siquiera de nuestra promoción. La he encontrado en la web y me ha gustado recordar lo bien aprovechadas que estaban las habitaciones con sus cuatro literas apenas separadas por las taquillas y el estrecho pasillo, con la ventana al fondo, desde donde alguno se colgaba sacando todo el cuerpo al exterior, donde nos hacinábamos ocho personas. ¡Afortunadamente no estábamos en edad de roncar!
Interior del gimnasio. En la pared del fondo parecen apreciarse las cuerdas y barras de madera que nos hacían subir. La cuerda de nudos era bastante asequible, pero la lisa y sobre todo la barra las recuerdo como un auténtico suplicio.
Pasillo de acceso a las aulas
Saludos
Pepe :-)