Valencia, 8 de febrero de 2009
Esta tarde, buscando una información, he topado por casualidad, con el blog de antiguos alumnos del Colegio Castaño de la Universidad Laboral de Cheste, promoción 75 – 78.
Si bien es cierto que mis recuerdos de la Universidad se centran, principalmente, en el periodo comprendido entre el 78 y el 82 , rápidamente han venido a mi memoria, recuerdos que tenía casi totalmente olvidados.
Soy uno de los que llamáis en el blog: Valencianos. De los que, casi todos los sábados, nos íbamos a nuestro pueblo y en 8º nos cambiaron al colegio Salmón. Así que vuestros recuerdos de mí serán también escasos.
Recuerdo que era del aula 3, de la habitación 13, la que estaba al final del pasillo de la derecha. Recuerdo, sobre todo apellidos y algunos nombres de pueblos, perdonadme si a alguno le cambio los apellidos o lo ubico en otro lugar de España. Recuerdo, como digo a: Pozo Torres si no estoy equivocado de Granada, Peña Solas de Torreperojil en Jaen, Rodríguez Correal de Alamillo en Ciudad Real, Leoncio Hernández Redero, a alguien de Viana en Navarra. Recuerdo a Piñón, Pinto, Mateo…Muy especialmente a Villalba y Cuñat, los cuales he visto en una foto del blog, ya que con los dos compartí habitación hasta COU, a Bayarri con el que estudié en la facultad y algunos más.
Entre los tutores y profesores recuerdo al director D. Andrés, a D. Higinio, la profesora de matemáticas y el de lengua, que no consigo ponerles nombre, que nos llevaban por turnos durante la hora del recreo a Cheste, a dos auxiliares que dormían en la habitación que estaba pegada a la mía, a D. Paco y sus obras de teatro…
Recuerdo las aulas y los escupitajos que se lanzaban desde ellas, había que ir con mucho cuidado al pasar por abajo. El ir a fumar a la parte trasera de los talleres, aunque eso no sé si fue en 7º u 8º. Los dormitorios y el escándalo que a veces se formaba al apagar las luces y los consiguientes castigos si te pillaban. Recuerdo dos obras de teatro multitudinarias y absolutamente corales: Antígona y Los Tambores. El cine y el chocolate de los domingos cuando me quedaba. Cuando el comedor todavía no era autoservicio y nos sentábamos toda la habitación en la misma mesa. Los chándal azules con el nombre en la espalda, las zapatillas Tórtola. He recordado ser delegado de aula y al finalizar regalarme el director un folio con la fotocopia de las fotos de todos los del aula, le preguntaré a mi madre si todavía la conserva y si tiene guardado algún recuerdo más.
Recuerdo a los “guris”, que si bien es cierto, debían estar hartos de todos nosotros y de algunas de nuestras actitudes, no es menos cierto que parecían haber sido escogidos entre los individuos más amargados, resentidos y avinagrados que pudieron encontrar. En una ocasión me rompí una mano al golpearme con una litera que sobresalía, cuando corría por el pasillo con unas bolsas de lavandería. De madrugada el dolor era muy grande, me levanté y me fui a enfermería, en el caminito de acceso me encontré con uno de ellos y pese a enseñarle la mano hinchada como una morsa, no me dejó acceder, teniendo que esperar hasta después del desayuno.
Recuerdo los ladrillos de “planche” que a miles estaban diseminados por todos lados, les debieron de sobrar muchísimos. El imponente Paraninfo, y en general toda la arquitectura tan impresionante, grandiosa y racional. Pero a la vez con un exceso de hormigón gris. Eso junto a las distancias entre los edificios lo convertían en un lugar frio, duro y no muy humano. Por cierto, con el paraninfo se cometió una verdadera aberración arquitectónica al tapar, con los susodichos ladrillos, las columnas que lo sostienen.
Recuerdo las interminables asambleas en la sala de televisión donde lo único gracioso y ameno era ver a D. Higinio hacer “oes” con el humo del cigarrillo. Las todavía más interminables y soporíferas hasta la extenuación misas de D.Domingo. Curioso personaje este D. Domingo, tenía un mote, el cual no citaré en estas líneas por respeto, muy acorde con sus dimensiones. Cómo utilizaba las “homilías” de sus misas para someter al escarnio público, con desafortunadamente nuestra cruel complicidad, al que esa semana tenía el dudoso honor de ser designado por el director “oveja negra”. Un acto, sin duda, de profunda caridad cristiana y gran valor pedagógico. Agravado con que la designación siempre recaía en las dos o tres mismas personas
Recuerdo vagamente un programa de radio que se hacía a través de la megafonía del que durante un período de tiempo formé parte: Radio Castaño si no me equivoco.
Recuerdo el primer día que llegué al colegio, un 17 de septiembre de 1975, con pantalón corto y acompañado de mi madre y mi tío. Ya han pasado la friolera de 33 años, no digo que parece que fuera ayer, pero casi. “Tempus fugit” decían los romanos.
En general fue una buena experiencia, ver como se agrandaba tu pequeño mundo, conocer a gente muy diversa de los más variados lugares, aprender a valerte por ti mismo sin depender de la familia… pero hubo algunas cosas que perfectamente me las podía haber ahorrado. Quizá era demasiado pequeño y no era la mejor época, pero fui creciendo y por fortuna los tiempos, como decía Bob Dylan, fueron cambiando y en la siguiente etapa las cosas fueron distintas.
Son muchos los recuerdos que voy evocando, todos de una manera sesgada y confusa, algunos agridulces pero la mayoría agradables, si logro ir fijándolos y ordenándolos, quizá los plasme en otro correo, pero de momento no quiero cansaros más. Os doy las gracias por el blog, ya que me habéis hecho pasar una muy agradable y emotiva tarde ojeándolo.
Un abrazo, mucha salud y suerte para todos, y sabed que en valencia tenéis un antiguo compañero y siempre un amigo.
Paco Cantero Lairón. Valencia 8 de febrero de 2009.
La fotocopia con las fotos del aula que menciona Paco está publicada ya en el Blog en el post titulado "Las fichas de Chorro" de fecha 17 de mayo de 2008.
Espero que os haya gustado. Hasta la próxima actualización de la Lista de Correo, si alguno quiere contactar con Paco que me pida su correo o teléfonos.
Pepe :-)
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